oración a los gurus

Padre Celestial, Madre Divina, Amigo, bien amado Dios, Jesús el Cristo, Bhagaban Krishna, Mahavatar Babaji, Lahiri Mahasaya, Swhami Sri Yuktheswar, bien amado gurú Paramahansa Yogananda, Santos de todas las edades y religiones, os reverenciamos a todos. Librad nuestras vidas de todos los obstaculos y dadnos desarroyo físico, mental y espiritual. Conducidnos de la inquietud a la paz, de la ignorancia a la sabiduría, de los deseos insatisfechos a la completa realización del Ser, y de la muerte a la inmortalidad.

Madre Divina, haz de nuestra alma Tú templo, haz de nuestro corazón Tú altar, y haz de nuestro amor Tú hogar. Que Tú amor brille para siempre en el santuario de nuestra devoción y que seamos capaces de despertar Tú Divino amor, en todos los corazones.

Om, Paz, Amen.

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domingo, 28 de febrero de 2010

Ganesha


Hoy te buscaré,
¡oh Padre!,
como la siempre creciente bienaventuranza
de la meditación.
Te sentiré como inconmensurable gozo
palpitando en mi corazón.
Encontrándote a Tí primero,
encontraré a través de Ti
todas las cosas que anhelo.
Déjame oír tu voz,
¡oh Dios!,
en la cueva de la meditación.
Econtraré la perpetua felicidad celestial
dentro de mí.
Entonces la paz
reinará en mi corazón,
no importa que esté en silencio
o en medio de las actividades.
Hoy abriré la puerta de mi calma,
para que los pasos del Silencio
entren dulcemente en el templo
de todas mis actividades.
Desempeñaré todos mis deberes serenamente,
saturado de paz.
Como un silencioso e invisible río fluyendo bajo el desierto,
fluye el vasto e inconmensurable río del Espíritu,
a través de las arenas del tiempo,
a través de las arenas de la experiencia,
a través de las arenas de todas las almas,
a través de las arenas de todos los átomos vivientes
y a través de las arenas de todo el espacio.
Soy infinito,
soy ilimitado,
soy incansable;
estoy más allá del cuerpo,
del pensamiento y de las palabras;
estoy más allá de toda materia y mente.
Soy bienaventuranza sin fin.

sábado, 27 de febrero de 2010

de los escritos de Paramahansa Yogananda


Ven, ¡Oh Padre!,
¡revélame el vasto reino de Tu presencia!
¡Revélate!
Enseñale a orar a mi corazón;
enseña a mi alma a sentir
que todas las puertas se pueden abrir
y que Tu presencia puede ser revelada.

Todos los días, Te veo
pintando el cielo de colores brillantes.
Te observo vestir
la desnuda tierra con verde hierba.
Tú estás en el calor de lo rayos de sol.
¡Oh, Tú estás tan claramente
presente en todas partes!
Me prosterno ante Ti.

Beberé vitalidad
de las doradas fuentes
de los rayos solares.
Beberé paz
de la fuente de plata
de las noches de la luna.
Beberé Tu poder
de la maravillosa copa del viento.
Beberé Tu conciencia
como gozo y bienaventuranza
de todas las pequeñas copas
de mis pensamientos.

¡Oh Padre Celestial!,
alabaré Tu gloria,
las bellezas de Tu paraíso
dentro de nosotros.
Pueda yo vivir en el jardín
de la felicidad del alma
y de los pensamientos nobles,
y que me colme para siempre
el aroma de Tu amor.

Bienamado Señor, enséñame a sentir
que Tu eres el único Poder activador,
y que en el reconocimiento de Ti como el Hacedor
se encuentra el valor
de todas las experiencias de mi vida.
Enséñame a contemplarte como el único Amigo,
ayudándome y animándome
a través de mis amigos terrenales.

¡Bienamado Padre, enséñame
el misterío de mi existencia!
Enséñame a adorarte
en el estado sin aliento,
sin muerte.
En el fuego de la devoción,
consume mi ignorancia.
En la quietud de mi alma,
¡ven Padre, ven!
Poseeme y hazme sentir,
dentro de mí y a mi alrededor,
Tu presencia inmortal.

¡Oh Padre! eres sagrado y pernne gozo,
eres el gozo que yo busco,
eres el gozo del alma.
Enséñame a reverenciarte a través del gozo
que nace de la meditación.

viernes, 26 de febrero de 2010


Entro a mi templo interior de investigación espiritual.
Para descubrirte,
he abandonado todas mis demás obligaciones.
Acosado por las tinieblas, pero sin temor,
ando a tientas buscándote y llorando por Ti.
¿Me vas a dejar sólo?
¡Revélateme, oh Padre!


La puerta de los recuerdos se abre de par en par.
Te busco entre la abigarrada multitud,
pero no apareces.
¡Detente,
oh torrente de incontables pensamientos y pasadas experiencias!
¡No entres a mi santuario!
Cierro con firmeza la puerta,
desquiciada por la presión de los pensamientos,
y fijo mi mente sólo en Ti.


Al percibir la luminiscencia astral
de un pequeño cirio de profunda concentración,
murmuro una larga plegaría,
pero las lágrimas de mi corazón
y el hálito de mis súplicas,
están a punto de apagar el santo cirio.


Ya no rezo con palabras, sino con un vivo anhelo.
Le ordeno a mi respiración que no haga ruido,
y a mi amor por Ti le reprocho su turbulencia.
Sobre la mullida quietud Te adoro silenciosamente.
El cirio de la meditación arde ya con más firmeza.
Una luz Divina se va haciendo más brillante.
¡Aprehendo Tu presencia!
¡Tú eres yo!
En júbilo, Te reverencio.

martes, 23 de febrero de 2010

la oración del señor

Oh Padre Celestial, Madre, Amigo, Amado Dios, que el halo de Tu presencia pueda expresarse en todas las mentes. Que nuestra adoración a la materia se convierta en adoración a Ti. Ya que sin Ti no podemos amar algo en verdad, aprendamos a amarte primero sobre todas las cosas. Que el reino celestial de la dicha suprema que está en Tu espíritu con todas las cualidades divinas se manifieste sobre la tierra; que todos los pueblos sean liberados se sus limitaciones, imperfecciones y miserias

Padre, no nos abandones en el abismo de las tentaciones, en el que hemos caído a causa del mal uso de Tu don del raciocinio. Cuando seamos más libres y fuertes, si Tu deseo es probarnos, para saber si Te amamos más a Ti, hazte ¡Oh Padre! más tentador que cualquier otra tentación.
Danos nuesto diario sustento: alimentos, salud y prosperidad para el cuerpo; eficiencia para la mente; y sobre todo, colma nuestras almas con Tu sabiduría y Tu amor. Enseñanos a liberarnos con Tu ayuda de las redes de la ignorancia que hemos tegido con nuestra negligencia.

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